En 1977 hizo su aparición el SEAT 1430 Sport, con la misma carrocería, pero con un motor de mayor cilindrada y potencia, tomado del Seat 1430. Concretamente el motor desplazaba 1.438 cc, con una potencia de 56,5 kW.
Ninguna de ambas versiones fue un éxito de ventas, y en 1979 cesó su producción, sin que se ofreciese ningún sucesor directo.
El coche era conocido como el Bocanegra, debido a su característico frontal parachoques, realizado en plástico negro, que incluía la parrilla frontal y las luces. El color del frontal era siempre negro, sin importar el color de la carrocería.
Incuestionablemente, el Seat Sport tiene un elemento totalmente a su favor: su línea. Un coche que todavía produce la pregunta "¿Qué coche es éste?", después de mas de 25 años de estar en el mercado sin la menor modificación estética, tiene uno de los factores que constituyen el "gancho" comercial que justifica su existencia: ser diferente.
A pesar de que ni desde el punto económico ni social representó ninguna revolución, sí que es un modelo con un gran valor histórico debido al cambio de mentalidad que representó, no sólo en SEAT, sino en la industria española en general, que hasta entonces prácticamente sólo se dedicaba a producir lo que se diseñaba en el extranjero. Así, su relativo fracaso como producto queda entendido por el hecho de haber tomado un riesgo muy grande.